La lengua del Tigre

miércoles, marzo 29, 2006

¡Nunca Más!

Pasó una semana sin que tuviera ganas de escibir nada. Mientras transcurría esa semana, en la que varios días estuve resfriado, con la fosa nasal izquierda tapada y el ánimo por el piso, se cumplió el aniversario del comienzo del paradójico "Proceso de Reorganización Nacional".

Pasó y no tuve ganas de escribir, pero mientras tanto pensaba que era un hecho que no podía pasar de largo así nomás. Tenía la certeza de que cuando recuperara las ganas de escribir era una obligación moral hacer alusión al tema. Sobretodo después de escuchar muchísimos testimonios de ex ¿detenidos?, no, secuestrados ilegalmente por el Estado, que en ese entonces no era un estado muy ámplio, sino que todo había quedado reducido a la voluntad de la Junta Militar integrada por Videla, Massera y Agosti.

La teoría de los dos deminios es de una estrechez mental que no resiste el más mínimo análisis. Si hubo civíles armados el Estado debío combatirlos dentro de la legalidad, del mismo modo que las fuerzas de seguridad lo hacen con cualquier delincuente. Lo que no hay que perder de vista es que el Estado entró en la ilegalidad y eso es algo inconcebible. Y la policía del mundo, Estados Unidos, no solo no combatió eso, sino que lo avaló e incentivó.

Cuando parecía que como sociedad habíamos llegado a la mayoría de edad por haber hecho el juicio a la junta militar, apareció el patético de Menem, no sólo para destruír toda potencialidad de desarrollo del país, sino para borrar con el codo lo que se había escrito con la mano: firmó el indulto. Y lo peor de todo es que todavía lo tenemos que soportar. No sólo con su novela a la chilena, sino que lo tenemos que soportar como legislador, lo cuál me da asco. Pero... como dice el refrán: "No tiene la culpa el chancho, sino quien le da de comer".

Quiero vivir en un mundo sin militares, sin menem's, sin bair's, sin bushe's.

¡Nunca Más!