Lo primero es contar cuantos somos

Eso fue lo que dijo la mamá de Brian Rattagan, gran amigo descendiente de irlandeses y que ahora vive en Londres. En esa oportunidad ibamos a comer un asadito y me acuerdo que tras esa frase Brian le robó el mejor pedazo de carne que había en la parrilla a su papá, que se lo estaba encanutando para disfrutarlo. Lo buscó, lo buscó, lo buscó más nunca lo encontro.

Lo primero es lo primero, y lo primero que me pide blogger es que escriba algo como para lanzar oficialmente La lengua del Tigre, donde pienso escribir lo que se me de la gana, porque escribiendo me defiendo y así me reivindico de lo pauperrimo que soy verbalmente.

Creo que una de las mejores cosas que tiene el ser humano es la posibilidad de expresarse y de exteriorizar lo que lleva adentro como una forma de sertirse mejor con uno mismo. Ahora tengo 31 y desde acá las cosas se ven diferentes a como se veían diez o quince años atrás. ¿Qué quiero decir con esto? Que cuando uno tiene quince o veinte años no se percata de la importancia de expresarse como medio de sentirse mejor. Simplemente hacemos cosas y a veces las cosas que hacemos nos hacen sentir mejor en nuestras almas adolescentes pero a veces le pifiamos muy fiero. He hecho cosas de las que me arrepiento, aunque cuando las hice las disfruté. Pasó el tiempo y cambié, como todos lo hacemos.

¿Cómo llegué hasta acá? No lo sé muy bien. Seguramente tuvo mucho que ver Adriana, con quien llevamos casi trece años juntos, desde que yo iba a 5º año y era un heavy rebelde way. Creo que hoy sigo siendo rebelde, aunque ya no como un adolescente que está peleado con la vida, sino que me rebelo con las cosas que me parecen injustas. De eso se trata este blog: de intentar develar por qué si somos un mísero e insignificante punto en la línea del tiempo hay gente que se empecina en hacer la vida complicada. Para mi el ser humano tiene una escencia heterogénea, es decir, los hay simples y complicados. Yo intento quedarme del lado de los simples.

Les dejo una frase que me encantó.

"¿Morir por mis ideas? ¡Jamás! Podría estar equivocado" Mark Twain